Cuando me doy cuenta que llevo mucho tiempo pensando que alguien "es mejor que yo", termina el sufrimiento.
No hay más ni menos, no hay mejor ni peor, hay personas que transitan su camino en definitiva, llevando su propia mochila, que no es la mía ni la tuya.
El miedo desaparece y me miro con la misma ternura que a un niño que descubre el mundo desde la verticalidad de los primeros pasos.
Ver que esa persona ni siquiera es consciente de mi perspectiva errónea, que el cambio es sólo mio y que, como en otras ocasiones, los efectos si serán compartidos :"cambia tú y cambiará el mundo"
Qué maravilla esto de ir iluminando rincones oscuros.